Descripcion
La radio dejaba escapar una música muy especial. Frankie subió el volumen hasta hacer vibrar el coche entero. Susan, a su lado, empezó a moverse siguiendo el ritmo. En el asiento trasero, Danny, Lily y Ricky empezaron a balancearse cuando la voz del gran Elvis surgió de entre las ondas sonoras. En la calle, la gente se daba vuelta sorprendida al verlos pasar. El coche era una verdadera maravilla y los cinco jóvenes contagiaban su entusiasmo. Cuando estacionaron en la Madison Avenue, inmediatamente se formó un círculo de adolescentes a su alrededor. Dos policías, intrigados por tal barullo trataban de abrirse camino entre los jóvenes que, bailando enardecidamente, perturbaban totalmente la circulación. En la acera de enfrente una pareja de edad madura, observaba el espectáculo con gran asombro. El señor movía la cabeza de derecha a izquierda y la señora, horrorizada, se tapaba la boca para reprimir un grito de espanto. Muy desconcertados, ambos apuraron el paso y desaparecieron tras doblar la esquina.