Descripcion
La sinfonía n 40 de Mozart flotaba suavemente en el quirófano.
“La asepsia es lo primordial, no importa el tiempo que lleve”, dijo el Dr. Luis Santiago Aldaz en voz alta.
Se lavó repetidas veces las manos y los antebrazos con detergente enzimático y abundante agua. Pasó luego a un minucioso lavado con jabón antiséptico, con sumo cuidado frotó cada falange con insistencia. Luego de diez largos minutos se enjuagó las manos, cogió la toalla esterilizada y se secó con mucho cuidado. Se colocó con parsimonia los guantes quirúrgicos, primero el de la mano izquierda, luego el de la derecha. Levantó los brazos sin tocar nada, se acercó al paciente… y con horror vio como lánguidamente una mosca se posaba sobre su dedo índice.